No resulta nada fácil administrar un blog cuando se tienen tantas cosas que hacer. Mis lectores (o seguidores, hombres o mujeres) sabrán disculparme por el retraso que llevo. Vamos allá.
Las cosas de la vida son infinitas, porque cada día (o cada hora, o cada minuto) ocurre algo digno de recoger y compartir. En "las cosas de la vida" anterior hablábamos de tres puntos e introducíamos una variable que era (o es) la que nos permite hablar de "africanos occidentalizados" debido, precisamente, a la endocultuación exógena de la que todos hemos sido objeto en nuestros espacios vitales. Se trata de un sistema que todavía sigue determinando las formas de obrar de nuestros gobernantes, y que les permite ejercer cierto control sobre las poblaciones africanas atrapadas. Pero afortunadamente el fenómeno de la globalización ha irradiado una gran cantidad de elementos que han permitido (o está permitiendo) la transformación de nuestras sociedades, tanto las africanas como las no africanas. Se trata de sociedades hermanadas en el "aislamiento", víctimas del abandono de sus dirigentes (a veces votados con alegría y otras votados a la fuerza). Los foros sociales que se llevan organizando desde hace tantos años, así como los contactos regulares que promueven los agentes para el desarrollo (llámense cooperantes, voluntarios, etc.), están incidiendo positivamente en las sociedades abandonadas y empobrecidas.
Estamos viviendo nuevos momentos que acabarán con el poder condigno (la sumisión pura y dura), y darán paso a nuevos dirigentes mucho más humanistas y cuidadosos con el gobernado. El problema está en saber si los actuales dirigentes anclados en el sistema piramidal facilitarán las cosas. No tenemos más que echar un vistazo a nuestro alrededor, con dirigentes atrincherados en sus búnkers (olvidan que están allí como inquilinos y no como propietarios). Es la hora del síndrome de Némesis. Muchas barbas deben empezar a remojarse.
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